ESCOLARIDAD Y DISFUNCIÓN PRORIOCEPTIVA

COMPRENDER PARA ACOMPAÑAR

¿Qué es la propiocepción?

La propiocepción es el sentido que nos permite percibirnos a nosotros mismos, sin tener que recurrir a la visión. Desempeña un papel esencial en el desarrollo del esquema corporal, que es la representación que cada uno de nosotros se hace de su propio cuerpo, su forma, su volumen y el lugar que ocupa en el espacio.

Funciona con millones de captores sensoriales situados principalmente en todos nuestros músculos (con predominio en los músculos de los ojos), así como en la piel de la planta de los pies. Esta última, similar a una retina táctil, informa al cerebro de las variaciones de presión que ejerce el cuerpo sobre las distintas partes del pie (lo cual refleja la inclinación del cuerpo). El ojo y la boca están estrechamente relacionados, ya que la propiocepción ocular es vehiculada por el nervio trigémino, que también lleva información sobre la lengua y las mucosas de la boca.

Nuestro cuerpo en su entorno  

       

Nuestros ojos recogen información sobre nuestro entorno y el oído interno contribuye a la sensación de movimiento y equilibrio. Juntos, los captores propioceptivos, así como los otros órganos sensoriales envían constantemente mensajes a través de nuestras fibras nerviosas a nuestro cerebro, que los analiza. De este modo, el cerebro conoce la posición exacta de nuestro cuerpo en el entorno circundante y reacciona relajando o contrayendo determinados músculos para permitirnos realizar movimientos precisos y adaptados a la situación dada. La información proporcionada por los músculos oculomotores sobre la ubicación de los globos oculares en sus órbitas también le permite organizar eficazmente los movimientos de nuestros ojos.

La propiocepción funciona en cohesión con los demás órganos de los sentidos. Proporciona constantemente al cerebro una indicación de sus respectivas posiciones en el cuerpo, lo que le permite dirigirlos correctamente en la dirección de sus estímulos. De este modo, el cerebro localiza correctamente en el espacio las informaciones visuales y auditivas, y así puede procesarlas eficazmente.

Cuando las informaciones proporcionadas por los distintos captores sensoriales son coherentes, todo va bien. Por lo contrario, informaciones inadaptadas o contradictorias unas con otras pueden provocar trastornos.

Disfunción Propioceptiva y Escolaridad

Cuando la propiocepción proporciona informaciones erróneas, la construcción del esquema corporal está sesgada, el niño se coloca torcido mientras que su propiocepción le hace sentir que está recto. Las informaciones que el cerebro recibe de sus distintos órganos sensoriales dejan de ser coherentes y aparecen conflictos sensoriales. Como resultado pueden aparecer varios tipos de síntomas, diferentes de un paciente a otro, algunos de los cuales pueden repercutir directamente sobre la escolaridad:

– una postura anormal responsable de dolores migratorios y fatiga crónica,

–  una torpeza para los movimientos finos, que puede dificultar la escritura y el trazado geométrico,

–  una mala convergencia ocular y sacadas imprecisas durante la lectura y, a veces, durante las actividades de recuento matemático,

–  anomalías de la deglución con alteraciones de reflejos con punto de inicio oral que pueden generar trastornos del sueño REM, responsables de trastornos atencionales (con o sin hiperactividad) y alteraciones de la memoria,

–  pérdidas visuales al escuchar determinadas frecuencias sonoras o ruidos de fondo irregulares que pueden provocar dificultades de concentración cuando haya ruido.

Estas dificultades pueden evolucionar de tal manera que conduzcan al diagnóstico de un trastorno específico del aprendizaje (dislexia, disortografía, disgrafía, etc.). A veces, el cuadro es menos claro, pero los resultados en el cole no se corresponden con los muchos esfuerzos realizados por el niño, a pesar de una inteligencia normal y un verdadero deseo de conseguir hacer bien las cosas.

Tratamiento propioceptivo

Este tratamiento tiene como objetivo restablecer un funcionamiento armonioso de la propiocepción gracias a la utilización personalizada de estimulaciones propioceptivas que actúan sobre diferentes captores (ojo, pie, boca). Entre esas, algunas tienen que ser observadas más particularmente en clase:

– Las gafas con prismas permiten volver a poner en tensión los músculos oculares y modificar así la propiocepción general.

– Las plantillas propioceptivas, al modificar la percepción del suelo, ayudan a reequilibrar el trabajo de los músculos implicados en la regulación del tono postural.

– Una postura ergonómica, que debe adoptarse para estudiar, modifica en profundidad informaciones propioceptivas erróneas.

En el cole

Gracias a un tratamiento adaptado, la información propioceptiva general se modifica, el esquema corporal se corrige. Las informaciones sensoriales son de nuevo coherentes y el cerebro puede procesarlas eficazmente. Las rehabilitaciones, en particular la logopedia, se siguen haciendo y se vuelven más eficaces.

En la escuela, el maestro desempeña un papel fundamental en el éxito del tratamiento propioceptivo:

– En clase, es importante asegurarse de que el niño lleve sus gafas con prismas constantemente, incluso durante el recreo y los deportes no violentos, ya que la propiocepción se reprograma en el movimiento.

– El niño debe leer (y escribir si es posible) en una superficie inclinada a 30°, evitando así forzar algunos músculos oculares.

– El niño debe colocarse preferiblemente frente a la pizarra, un poco hacia atrás (2ª fila) para limitar los movimientos oculares de barrido visual.

– El niño debe mantener un apoyo plantar llevando constantemente plantillas que calibren la propiocepción de sus miembros inferiores. Los pies colocados rectos en posición horizontal (con un reposapiés si es necesario, en función de la altura del niño) permiten informar al cerebro sobre el equilibrio del cuerpo. Gracias a eso, el alumno afectado por una disfunción propioceptiva está más disponible para el aprendizaje.

– Cuando existen trastornos visuales relacionados con interferencias sonoras, puede ser útil utilizar tapones para los oídos o cascos anti-ruido durante los exámenes.

– Si, tras un periodo de mejoría, el niño muestra una repentina regresión, cierta agitación, dificultades de atención, etc., conviene informar a la familia; probablemente sea necesario readaptar el tratamiento.

Además de estas medidas, existen por supuesto dispositivos específicos para las dificultades de aprendizaje, que pueden ser llevados a cabo gracias a un programa educativo personalizado.

Gracias a Sophie Román por la traducción.


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